miércoles, 25 de diciembre de 2013

Historias de Navidad

En estas tierras del norte de Europa con la Navidad desvinculada para la mayoría de asuntos religiosos, el protagonista de la misma es el árbol. 25 millones de árboles compran los alemanes cada año, he leído antes. La mayoría son de producción nacional, pero hace falta importar también y se les compra a los daneses. Los alemanes producen más que ellos, pero sin embargo los daneses son los reyes de la exportación de abetos. Hay dos tipos, los que pinchan y los que no pinchan. Yo tuve hace unas Navidades uno precioso, con in color grisáceo muy bonito, pero no había quién se arrimase de lo que pinchaba, un Fichte, una picea se llama en español, dice Wikipedia. Mis hijas no tocaron esas Navidades ningún ornamento, y colgárselos al árbol nos dejó todas perforadas casi. Por eso la mayoría, casi un 80%, pone el Nordmanntanne, abeto del Cáucaso, dice Wikipedia (curioso que me sé hasta yo los nombres en alemán y en español no idea). La costumbre alemana dice que hasta el día 24 no se pone, y efectivamente ayer vi un montón de gente portando su árbol. También quedaban demasiados sin vender, y me tranquiliza saber que se aprovechan también los usados, aunque a veces sospecho, pot la cantidad que es.

Hará unos 8 años tuve un percance con mi árbol. Un estruendo en el comedor me pegó tal susto que tardé en reaccionar. Se volcó el ábol con toda su decoración y se rompieron cantidad de bolas y adornos. Me llevé un disgusto tremendo pues la decoración del árbol se ha ido acumulando con el paso de los años, y a los adornos les voy cogiendo cariño. Perdí muchas cosas de golpe y desde entonces, todas las Navidades me da miedo que se caiga el árbol.

Cada Navidad tiene su anécdota. Todos los que tenemos hijos recordamos muy bien cuándo se enteraron de que los Reyes o Papá Noel son los padres. Mi hija mayor me contó hace poco que cuando entró en su época "agnóstica" hubo algo que le hizo dudar. Se pedía una Barbie modelo Lago de los Cisnes. Estaba agotada por todas partes, incluso descatalogada. Su padre se apañó para comprar una a través de ebay. Y ahora cuenta entre risas que cuando vio la barbie volvió a creer... por un tiempo, claro, pero es lo que tiene la magia de la Navidad, que nos engaña a todos.

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