jueves, 12 de diciembre de 2013

Sin despedidas

La francesa del intercambio en mi casa se fue pero se despidió a la ídem. Lo bueno es que ya nos tenía acostumbradas, noche a noche, a irse a la cama sin decir ni un solo día buenas noches. Las frases dejan de ser meras expresiones huecas para convertirse en relidad y durante una semana he entendido perfectamente lo de despedirse a la francesa. Qué sabio es el lenguaje. Lo que falta por inventar es una expresión que indique la falta de interés de muchos chavales a lo que les regala la vida, y que toman como normal. Es una pena observar a menudo que no aprecian las cosas, y eso es internacional

A mí no me parece normal tener la posibilidad con 13 años de pasar una semana a mitad de curso en otro país. Pero hoy día, estos chicos y chicas, con todos los medios de comunicación existentes apenas desconectan de su mundo, puesto que a la mínima se ponen a ver las series de su país a través de internet o a chatear con sus amigos antes de aprovechar a tope esa semana que no se da tan a menudo. Muchos prefieren quedarse en la casa en la que se hospedan manejando los aparatos que salir a ciertos sitios.

Sentir interés por lo nuevo o por ampliar horizontes es algo que se puede alimentar desde pequeñitos. Muchos, y yo era igual, se piensan que solo existe su pequeño mundo, sus cuatro calles, sus amigos y una forma de vida. La diferencia es que yo de pequeña no tuve oportunidad de ver otros mundos y a muchos chavales hoy día se lo ponen en bandeja. Pero no por ello son más abiertos ni se interesan más por lo nuevo. Si vas por el centro te piden ir a Zara, H&M, y las mismas tiendas que tienen en su ciudad y en todos los lugares del mundo que visiten; además quieren comer el mismo queso, que lo hay, y beber la misma bebida, que la hay, y así todo.

Simpleza global, podríamos llamarlo.



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