jueves, 3 de octubre de 2013

El día más alemán y el belga más belga

Jornada festiva en Alemania, una de las pocas fiestas que tenemos además, y hasta Navidad la última. El Día de la Unidad Alemana es la fiesta nacional de este país, y como no hay desfiles militares, cada uno hace lo que puede para celebrar. Yo me he cogido a mis padres y nos hemos ido a comer codillo y chucrut y otras especialidades del terruño junto con unas cervezas. La Fiesta de la Cerveza cala en todo el país; y eso que cuando cuando yo llegué no era así. 

Cada país tiene sus iconos o símbolos. Yo que he comenzado la semana en Bélgica y volví ayer a mi patria alemana, aterricé pensando en el colocón que tenía. A mí no me descolocan las cervezas sino el cambio entre países y esa sensación que tengo a menudo de no ser de ningún lado. ¿Tendremos para eso fiestas nacionales? ¿Para situarnos en el mapa? 

Yo en Bélgica me tengo que comer siempre las croquetas de gambitas del Mar del Norte, que tanto me gustan. Y el martes, para empaparme de belgitude, todo lo que simboliza lo belga, me fui al museo de Jacques Brel. Más que un museo es un "espacio" dedicado al cantante belga por excelencia. La exposición permanente dedicada al cantante que falleció en 1978 es más bien un timo, pero yo quería verla desde hace mucho. Te ponen unos cascos y te cuentan de la vida y de las canciones de Brel, y escuchas varias de ellas, pero con la exposición me quedé igual que estaba. Oi canciones que conocía, eso sí. Brel cantó a "ese pequeño país que es el mío", "con un cielo tan gris, que hay que perdonarle" y esa canción "Le Plat Pays", "El país llano" hizo traducirla al neerlandés, para cantarle a la otra mitad del país también. 

Pero con todo lo belga que resultan el estilo y las letras de sus canciones, llenos de ironía y crítica, sorprende el hecho de que Brel grabó muchos de sus éxitos en Francia y en 1973 se retiró a la Polinesia Francesa, donde murió en 1978. En 2005 la tevisión francófona belga le eligió como el belga más importante de todos los tiempos. Los flamencos eligieron ese mismo año al Padre Damián, el misionero que trabajó con leprosos en Hawaii, y de eso me acuerdo yo, porque vivía yo en Bruselas entonces, y me sorprendió que no fuera por lo poco el ciclista Eddy Merckx, que se quedó el segundo o el tercero, si no recuerdo mal. En un restaurante muy conocido de Bruselas en el que cené el otro día había en la pared una lista de los belgas famosos en el mundo, y estaban todos estos y más, en una lista con letras de metal en la pared que sorprendería al mundo por preguntarse en muchos casos muchos que quiénes serán esos. 

Conclusión, que el patriotismo y los símbolos se llevan en la cabeza y que en Alemania esa reunificación forma parte de la memoria colectiva por mucho que muchos sientan que la reunificación tampoco se logró en todos los sentidos. Pero tenemos un día colectivo en el que salvo irte a comer un codillo tampoco puedes exagerar en nada y está bien así. 

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