lunes, 28 de octubre de 2013

Desperfectos por doquier

Ramas en la calzada, hojas, bolsas de pástico volando por los aires. El huracán Christian ha pasado hoy por el norte de Alemania dejando árboles arrancados y destrozos por todas partes. Han cortado calles, líneas de metro, han volcado camiones en la autopista, han cortado el tránsito de puentes, conexiones entre diques y tierra firme o el paso de barcos. Han muerto varias personas al caerles ramas o tejas encima.

Yo he salido hoy a trabajar oyendo en la radio todos estas noticias y además advertencias de que se quedase en casa todo el mundo si no había necesidad urgente de salir. Se oían sirenas por todas partes. Las calles parecían haber sufrido una devastación absoluta. Ha sido una sensación muy extraña. Mis clases se han resentido por el huracán, viniendo solo los valientes. Salir a trabajar en medio del huracán parecía un acto heroíco, cuando tampoco lo era.

En el camino herecordado a alguien que conocí y que murió por caerle una rama encima. Era un hombre excelente, una bellísima persona, y cuando se jubiló anticipadamente realizó un viaje con su esposa a Argentina. Pues estando allí en un parque le cayó encima una rama en el pecho causándole tales daños internos que de camino al hospital en la ambulancia todavía parecía sereno y hablaba, pero en cuanto dejó de hablar entró en coma y falleció. 

Muchas veces hemos hablado mi familia y yo del destino cruel o lo que fuera que hizo que esa rama de ese árbol que llevaba ahí probablemente décadas o un siglo, o el tiempo que fuese, le tuviese que caer justo cuando él estaba ahí. Mala suerte que tuvo que ir de España a Argentina para fallecer relativamente joven por la caída de esa rama.

A menudo nos asustamos a mitad de la tormenta, cuando el peligro está en los días de calma, cuando menos nos lo esperamos. Tras la tormenta de hoy quedan los restos visibles, pero muchas veces los desperfectos no se ven y esos son peores. Las hojas y las ramas se pueden recoger pero los restos invisibles no. Mañana amanecerá en calma. Pero las tormentas siguen siempre.

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