martes, 15 de octubre de 2013

Casi como el jamoncito...

Si digo el nombre Hans Riegel no les sonará - a mí tampoco, aunque quizá debería sonarme -, pero si digo Haribo les sonará ya más. El jefe del imperio de los caramelos de goma Haribo ha fallecido hoy a los 90 años. Era el hijo del fundador del imperio de los ositos de goma, una empresa con producción en 15 puntos de Europa y que da trabajo a 6000 empleados. La sede está en Bonn, la antigua capital de la República Federal Alemana en la época de las dos Alemanias. Bonn dejó de ser capital tras la Unificación pero sigue gobernando al goloso mundo con sus ositos, regalices y más tipos de caramelos de goma.

Al oír hoy la noticia he recordado lo mucho que me sorprendió cuando llegué a Alemania en 1990 que los adultos consumiesen tantos caramelos Haribo. Iba a fiestas y a las casas de la gente y en vez de o además de patatas fritas o cosas de picoteo no faltaban platos o cuencos con ositos u otras variedades. Yo me acordaba del jamoncito, el choricito, las aceitunitas... Y me parecía un poco inmaduro que personas de más de 20 años se metieran tantas golosinas para el cuerpo.

Con los años he ido descubriendo mis especialidades favoritas y desde que trabajo por las tardes, nunca me faltan en el coche, para cargar las pilas de vez en cuando. No es que mi felicidad dependa de ellos, ni sé a cuántos millones de personas hará Haribo feliz, pues su eslógan es "que hace a los niños felices, y a los adultos igualmente", frase que todo el mundo conoce, como el "desodorante que no te abandona" o el "Cola Cao, alimento olímpico". Pero Haribo es una marca unida a Alemania como el cola Cao a España, y además traspasó fronteras. Años después de haberlos conocido aquí, los ositos de goma empezaron a aparecer en España, y si bien no se ofrecen al lado del jamón o el chorizo en las fiestas, y no he visto a adultos consumirlos (¿lo harán en secreto?) sí a los niños.

Así que la muerte del Sr. Haribo es noticia en Alemania, aunque sea ley de vida, y a mí me transporta a esas veladas de ositos de goma en las que yo me sentía tan madura. Ahora me río.


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