Pasó el Orgullo Gay en Madrid. El vuelo venía lleno de familias a pasar las vacaciones y de gays en parejas o en grupos. Hablé con dos que nos miraban raro porque yo hablaba en español y mis hijas me respondían en alemán y ellos eran también multilingües y, una vez aclarado todo, nos explicaron que venían unos días a Madrid y luego iban a viajar a Segovia, Toledo y más.
El Orgullo Gay deja millones de euros en la capital. El domingo todo el barrio de Chueca rezumaba resaca fiestera y mostraba a grupos y parejas de hombres por todas partes. Creo que Madrid puede orgullecerse de una fiesta así, que atrae además a gays de toda Europa. A ese dinero no le hacen ascos los que ven como única familia o unión posible a la católica, apostólica, blabla.
España sigue mal. Yo echo de menos el positivismo de antaño. La gente está agobiada y con razón. Nada parece igual que antes, ni el verano. Hasta la ola de calor, que analizan en las noticias como si fuese algo raro que haga mucho calor en julio, parece una noticia extraña sin serlo. Pero entre Bárcenas y los manejos en el PP, los impagos a Hacienda de muchos, el Rey incluido, los ciudadanos se sienten estafados por todo el sistema, pues ellos son los que sacrifican día a día, pues los ladrones, esos siguen en el verano como si tal cosa, salvo los que de momento están en la cárcel y los que saben que deberían estar.
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