miércoles, 23 de julio de 2014

Los milagros existen

Tras haber volado por primera vez con Ryanair, tengo que aparcar algunos de mis prejuicios. No es que me haya gustado, pero como muchas líneas regulares se están apuntando al bajo coste sin serlo "mentalmente", con Ryanair al menos vas mentalizado. Lo que está claro es que si te atienes a todas las normas, no tienes ningún problema. A mí me pareció que en sus vuelos se desata lo peor del género humano: la gente corre y pisa si es necesario para entrar en el avión antes que tú y se mastica en el aire un cierto recelo hacia todo el mundo, o esa es mi percepción. Pero por el resto, todo correcto.

Sin embargo desde antes de ayer mi opinión de la compañía ha subido a las más altas cotas. En el vuelo de ida mi hija perdió su iphone. Tras la desesperación de verse "amputada" durante todas las vacaciones en Menorca, asumimos que un móvil ni nada material nos amargaría. Después de realizar yo múltiples llamadas, hasta en Dublín, para sorpresa de la mujer que me antendió, el domingo volvimos a remover el tema en el aeropuerto de Mahón, preguntando a todo el que me parecía que pudiera opinar. Nos dijeron que podría estar en Madrid, algo que, por haberse perdido en el vuelo de ida y sabiendo que esos aviones van después a cualquier sitio y no a su lugar de origen, ne pareció imposible, pues yo me imaginaba que si alguien lo hubiese devuelto, sería en Catania o Creta. 

Al llegar a Barajas (yo no asumo el nuevo nombre del aeropuerto; la de dinero que se han gastado en cambiar todos los carteles, placas de los empleados... en fin) nos topamos de bruces con un mostrador para equipaje y objetos perdidos con Ryanair. Preguntamos y había en la caja fuerte un móvil que correspondía a las características descritas, pero por ser domingo, blabla, la empleada no podía abrir la caja fuerte. Si ese mismo día hubiésemos continuado el vuelo a Hamburgo, o a otro lugar, qué hubiese pasado... Por suerte pudimos volver el lunes, y tras una larga espera, empleado para arriba, llamadas a unos y otros, apareció uno con el iphone en la mano. Mientras esperábamos, nos contaron que la gente que se indigna cuando la pérdida de los objetos es definitiva, no lleva razón en insultar a los empleados, ya que no son en la mayoría de los casos ellos los que roban, sino los propios pasajeros al salir del avión. Y me lo creo. 

Así que en una fase en la que ando desencantada del género humano, vuelvo a creer en él. Tras fases en las que parece que todo se confabula para que todo te salga mal, también hay situaciones en las que todos los planetas y estrellas se ponen en el lugar adecuado para que paso a paso todo se reconduzca. El avión probablemente volvió a Madrid ese mismo día, y allí se realizó la limpieza; lo encontró un empleado honrado de Ryanair y lo devolvió a otros de la misma condición. Y ahí ha estado el móvil esperándonos 9 días, tal cual. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario