La inmigrante no sabe qué hacer, pero ante la inminente pérdida de su trabajo, que necesita para vivir, por tener además una relación con un hombre con el que no ve futuro y del que está embarazada, tapa el cadáver y continúa viniendo día a día a "trabajar". Al final todo sale y resulta que la hija, en vez de enfadarse, dice que siga haciendo lo mismo un mes más, porque ella necesita el dinero que le daba su padre d e su pensión para hacer la casa. El remordimiento de la cuidadora se disipa al ver que su moral no es diferente que la de la propia hija. Al final el muerto no le importa a nadie, sino que se trata de los beneficios económicos que aportaba y que como muerto no declarado sigue haciendo lo mismo.
Cuántas veces los conflictos morales se acaban al pensar en el dinero y qué poco importan las personas en ese momento o los sentimientos. Ni siquiera se trata de dinero a veces, sino de posición social, relaciones con otros, amistades. Da igual quién se queda en el camino si yo no pierdo nada. La película es un guiño a los que en su desesperación actúan en contra de la norma, porque muchas veces otros los redimirán.
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