martes, 18 de febrero de 2014

Sobre la palabra amar

Pasó San Valentín. No es un día que me importe por lo que significa sino por otras cosas, entre ellas el lenguaje. Me llama la atención en mis clases de español la confusión que les producen nuestros términos para expresar amor o afinidad a algo. Creo que se les quedan cortos. A ver, nosotros decimos que algo nos gusta; si nos gusta mucho mucho, que nos encanta, y si nos apasiona, diremos quizá que lo amamos. En alemán algo te puede gustar (gefallen, mögen), pero si te gusta mucho muchísimo, directamente lo amas (lieben). Puedes decir que "amas la paella" (que en realidad significa que te encanta), o que amas a tus hijos, y eso sí que es amor. Antes explicaba en clase que nosotros, si decimos "te quiero", estamos ya en el top de sentimientos. Por supuesto que podemos decir "te amo", les expliqué, pero eso nos suena a algo más cursi y nos lo reservamos para las películas tipo "Lo que el viento se llevó", y "Romeo y Julieta". Claro que "amamos" también, por ejemplo la música y las artes, y entonces queremos decir que estamos sentimos con el corazón con ellas, o amamos la tierra que nos vio nacer, o el aire que respiramos. Pero decirle a alguien "te amo", o menos aún decir que "amo nadar" nos suena a demasiado.

Me resulta curioso toparme con tanto carácter nuestro en la lengua. Precisamente los alemanes, que parecen más distanciados de todo, son los que "aman" tanto y nosotros nos conformamos con "querer". Para el caso es lo mismo, efectivamente, pero es que ellos no se lo acaban de creer. También tenemos el verbo "adorar", para amar, pero nuestro favorito sigue siendo un simple "Te quiero". Por qué decir más cuando con lo simple el mensaje llega igual, clarito, sencillo, y el resto de cosas nos encantan, pues el amor también es un proceso de encantamiento y embrujo, mismamente si es por la tortilla de patata o los churros.

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