miércoles, 26 de noviembre de 2014

La explicación

Esta semana he mostrado en una de mis clases el anuncio de la lotería de este año. Si me gusta el anuncio es porque juega con toda la psicología de lo que significa para los españoles el sorteo, y el comprar lotería aquí y allá por si toca... Y por supuesto que el de este año toca la fibra sensible, por pensar que alguien pueda hacer eso: guardarle un décimo premiado a alguien que no ha podido comprarlo. A todos nos gusta creer en el género humano aunque la vida nos vapulee y nos muestre lo contrario.

Pues bien, los alemanes me hicieron sudar el otro día explicádoles lo que ocurre en el anuncio. No lo pillaban. No entendían qué hacía toda esa gente celebrando junta ni tampoco tanta lágrima. Uno no hacía más que preguntar que por qué había bajado el hombre que no tenía un décimo premiado. Por cortesía hacia sus conocidos, que han ganado, y a los que probablemente vea casi todos los días, les expliqué, para que no piensen que no se alegra por ellos. Pero por qué ha comprado tanta gente ese número, volvían a preguntar. Porque la psicología de la lotería logra que tras ver un día tras otro los décimos en el bar en el que te tomas siempre un café, acabes por comprar uno, para evitar justamente lo que pasa en el anuncio, les dije. No parecían muy convencidos. Estaban más serios que si verdaderamente Antonio, el del bar, no le hubiese guardado un décimo al pobre apenado.

Pero el colmo de la alemanidad me vino cuando uno me explicó todo convencido que seguramente la mujer sabía que el del bar le había guardado un décimo a su marido, y que por eso demostró tanta insistencia al mandarlo al bar. Tuve que reconocer que no me había parado a pensar en tal posibilidad, pero para eso están los alemanes, para encontrar una explicación para todo. Le dije que sí, que podría ser, pero que el anuncio lo deja en el aire. Él estaba convencidísimo de que así era.

En el aire, pienso ahora. Eso no funciona en Alemania, y por eso aquí sería impensable un sorteo así, y mucho menos televisado y con lágrimas. No, si está claro que tiene que haber una explicación para que todos los españoles se dejen llevar año tras año por todo este rito de la lotería, desde el anuncio, hasta el día después, "el de la salud", como me explicaron hace poco, por la frase aquella de "no nos ha tocado pero que al menos tengamos salud". Y que podramos llegar otro año más a otro sorteo de la lotería, y comprar algún décimo, añado yo ahora. Por cierto, yo no llevo ninguno. Claro, como por aquí en ningún bar ni en ninguna parte se ven décimos...

4 comentarios:

  1. Eso te lo arreglo yo mañana, cuenta con el decimo :)

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  2. jajajaja, pero... ¿y si no toca ahí?

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  3. Que no... Que la publicidad es al revés... ¿Y si toca aquí?

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  4. Por cierto que vaya siesos, son capaces de buscarle una eplicacion racional al mecanismo de un botijo

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