martes, 10 de junio de 2014

No hacía falta

París se estropeó y se arregló, es decir la estancia de mi hija. Al cuarto día saltó la bomba y tuvo que irse a otra familia que la ha acogido de maravilla y que la trata como se debe hacer si tienes a algún chaval de intercambio en tu casa, que es como yo lo hice cuando vino la parisina a mi casa aunque ya vi cosas muy raras entonces y en mi casa. Al estar la chica en su salsa, o sea, en su casa, nos temíamos lo peor, pero no tanto. Es triste cuando se cumplen todos tus malos pronósticos. Yo preferiría equivocarme con ellos; no quiero tener razón siempre.

No entiendo cómo algunas familias deciden tener tantos hijos si no se ocupan para nada de ellos. Así es fácil, claro, pero pienso que antes era mucho más fácil que se criasen "solos". Hoy día las demandas de la sociedad, de los colegios y de lo que nosotros mismos nos ponemos como meta, hace que sea difícil dejarlos crecer asilvestrados. Antes los padres ya tenían bastante con organizar una comida caliente y que los hijos sobrevivieran a enfermedades. El resto, incluida la diversión, daba igual. Por eso viendo la mala educación de la chica, y al oír que eran seis hermanos y ella la mayor, me asusté. 

Yo crecí en una generación en la que fumar y beber muy joven no era nada raro, y en la que los que decíamos que no éramos los raros, Por eso no me he asustado estos días al oír historias sobre esos temas. Pero sí al oír que a la familia le daba igual que dos crías de 13 y 14 años volviesen a las 12 de la noche solas en el metro de Paris. O que a la hora de la cena nadie se preguntase dónde estaban las dos. O que a esos padres no les intersase qué hacía su hija con la visita de Alemania. Y que no vean lo que hace su hija por ahí porque es más fácil no ver lo obvio. 

Yo simplemente estoy harta de de que me toquen a mí estas historias, de tener que ponerme de uñas con el mundo, y de que las cosas que se ven venir salgan tan mal o peor de lo que te esperabas.   Ahora que todo se ha tranquilizado quedan las experiencias. Y París, por supuesto.


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