Se oyen muchos idiomas y debe haber mucho turismo de rusos de los que vienen a gastar de verdad. La ciudad parece estar en la ruta de muchos turistas no europeos que realizan un recorrido por Europa buscando justo eso, Europa tipo idilio.
Se notan las instituciones de la la ONU presentes en la ciudad. Sus funcionarios de alto rango y los hijos de
estos campan a sus anchas en esta ciudad tan bien puesta. Sorprende el ambiente que hay, y la cantidad de placitas con terrazas con mucha vida. No sé si es el verano o si siempre es así.
Los precios son de evasores de impuestos pero con algo nos han sorprendido gratamente: al llegar al hotel nos dieron un billete para ir gratis en el transporte los dos días de estancia. El ahorro es considerable. Vale para todo:
autobús, tranvía, y hasta las líneas de barcos que atraviesan el Lago de Ginebra, sin olvidar el transporte de
y hacianel aeropuerto. Jamás en ningún lado he tenido tal sorpresa.
Y es que Ginebra lo está siendo. Simplemente busqué un lugar en el que "quedar" con mi hermana un fin de semana y lo elegimos por ser el destino para el que mejor nos cuadraban los vuelos. Y también tiene puentes.
Cinco bastante seguidos sobre el
Rhône, río que yo asociaba a Francia pero que sale del Lago de Ginebra. Al lado de uno han puesto una piscina que no podía ser más emblemática.
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