miércoles, 19 de marzo de 2014

Trabajillos de nada...

Hasta que no he visto estos días las caras de mis alumnos no me había parado a reflexionar sobre las Fallas de Valencia. Como me gusta en todo momento hablarles de costumbres, anécdotas o lo que toque según el calendario, esta semana tocaban Las Fallas. Me imprimí fotos de las fallas de este año: las ganadoras, el ninot indultado, la falla infantil indultada; hasta me he informado sobre detalles de la fiesta que desconocía.

Pues les muestro las fotos estos días y nadie sabía lo que era. Tampoco tenían por qué. Yo tampoco sabía que Hamburgo tenía puerto cuando llegué, aunque aquí les parezca imposible que eso no se sepa. Se quedaron maravillados por las obras de arte que son las fallas y apreciaron también la crítica social de algunas. Pero cuando les dije que esta noche arden todas, les cambió el semblante. Salvo un "¡lástima!" o un "¡qué pena!", no he oido más comentario, sino más bien he visto caras que decían "están locos". Sinceramente, por mucho que "amemos" nuestro folclore, párense a pensar: todo un año trabajando en algo que luego arde una noche al final del proceso, para al poco tiempo empezar a trabajar en la falla del año que viene, que arderá igual. Un año tras año.

Un alemán medio eso no lo entiende. Por suerte nadie me ha preguntado por el presupuesto de las fallas de la categoría especial, porque es para asustarse. Por supuesto que de las fallas vive mucha gente en la Comunidad Valenciana, y todo tendrá su razón de ser según todos los involucrados, desde dentro y fuera de la fiesta, pero tan solo querían que se imaginen por unos instantes lo que debe pensar un extranjero al oír que todo se quema -yo me lo imagino también, pues no me lo han dicho, aunque lo he visto en las caras: de todo el trabajo, material y las obras finales no quedan más que cenizas. 

Curiosa fiesta. Pasé por allí cuando tenía 17 años, edad en la que se piensan en otras cosas, pero recuerdo el estruendo de la pólvora, el olor a chamusquina y la sensación de que esas son fiestas que para entenderlas cien por cien tienes que ser de allí. Entiendo que a los valencianos les parezca lo más y yo comparto ese mensaje en clase. Pero párense a pensar....

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