Mientras, se alargan los días y yo ya con eso me emociono. Siempre que pasa el invierno me digo que no ha sido tan horrible, pero que me pregunten en noviembre... Me agobia solo la idea de tenerlo todo por delante. Pero aquí no hay más que ver cómo está el día para saber cómo será el humor de la gente. No falla. Hoy, tras el maravilloso día de ayer y ver lo que tocaba hoy, íbamos todos con cara de perros dando saltos por la calle de lo tiesos que íbamos. Y justo hoy ha empezado el Dom, la superverbena ambulante de Hamburgo, que dura siempre hasta Semana Santa. Pocos se habrán atrevido hoy con el frío a dar un paseíto y empaparse.
Justo hace una semana en Madrid a la una de la mañana estaban las terrazas de la Gran Vía llenas de gente. Las noches cálidas, y si acaso, las tenemos aquí en verano, pero sin garantía tampoco. Estuve en un teatro viendo a un cómico joven muy bueno, que descubrí una vez por casualidad en internet. Se llama Álvaro Carmona y era guionista del programa de Buenafuente cuando salió de estar detrás para hacerse notar con su propio nombre. Me gusta su humor filosófico, que viene dado por observar y cuestionar, su darle vuelta a las cosas, hasta las que parecen incuestionables. El teatro estaba lleno, y me alegré. Es una buena noticia que un espectáculo de tan buena calidad estuviese lleno. Sé que los tiempos que se viven en España son malos, pero no dejen de apoyar a la cultura, ya que el gobierno actual hace todo lo que quede por cargársela.
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