sábado, 10 de enero de 2015

... [No sé qué título poner, triste mundo]

Regresé de Madrid el martes por la noche, y desde entonces no me ha apetecido escribir de anécdotas sin importancia al haberse producido los atentados tan horribles en París. El año ha empezado de pena, como en realidad suelen hacerlo todos, aunque luego nos olvidemos de ello, y 2014 ha sido un año horrible de muertes por atentados, ébola, de desplazados por la guerra de Siria, o los 132 niños asesinados en una escuela en Pakistán con los que terminamos el año, por no olvidar el avión holandés que fue derribado "por error" en pleno conflicto de Ucrania, y otras muchísimasmuertes a las que nunca nos tenemos que acostumbrar. 

Los que vivimos en países pacíficos en los que batallas con tus vecinos, o por un aparcamiento, o en la cola del mercado, o por facturas que te dicen que no has pagado y sí lo has hecho, o simplemente contra aires huracanados como estamos teniendo estos días por Hamburgo con lluvia interminable, vivimos tranquilos sumidos en nuestra rutina de batallar con y por los nuestros. Lo de Francia ha sido un ataque a las bases de la libertad de expresión y los terroristas tratan de sembrar el miedo y son precisamente esos tantos fanáticos los que desestabilizan la tolerancia y el sentido común en la convivencia entre los ciudanos de un país. En Alemania hay 4 millones de musulmanes y 500 se han unido ya a la lucha del EI en los últimos meses, en muchos casos jóvenes nacidos y criados en Alemania radicalizados por su entorno debido, en muchos casos, no olvidemos esto, a la falta de integración.

El movimiento Pegida ha sido algo que se nos ha venido encima a los alemanes de repente en el mes de diciembre, como unas malas hierbas que crecen en la maleza del sistema "integrador" que hace aguas por todas partes. Cada lunes se manifiestan unos fanáticos por Dresden (a las últimas concentraciones acuden 18.000 personas) y gritan porque consideran una amenaza para Alemania que vivan aquí tantos musulmanes. Alemania, sin tanto turco, que es el grupo más grande de musulmanes, se quedaría sin personal de la limpieza en oficinas, escuelas y hopitales, o en muchos otros puestos que nadie quiere hacer. 

Ciertamente este movimiento xenófobo asusta. Más aún que su líder, un exdelincuente por cierto, haya sido capaz de calar tanto debido a los prejuicios y la forma tan simplista de pensar de muchos. También cabe mencionar que está habiendo muchas manifestaciones antipegida en todo el país. El otro día, por ejemplo, la catedral del Colonia, edificio impresionante que domina la ciudad desde todas sus perspectivas, apagó sus luces como protesta y a su alrededor se produjo una concentración importante de ciudadanos contra ese grupo xenófobo. Y sin embargo las encuestas daban en noviembre, es decir, "mucho" antes de los atentados en París de este miércoles a la revista semanal satírica, que un 57% de alemanes considera el Islam como una amenaza para Alemania. Miedo me da pensar lo que una encuesta así daría ahora.

Que esos fanáticos capaces de matar a sangre fría por su religión deben darnos miedo, es innegable, pero menos que nunca hay que ceder a los chantajes. Los lápices de los dibujantes deben seguir en marcha, también los micrófonos, la prensa, twitter, internet y todos los medios. Muy significativa me pareció la actitud de facebook ante una de las noticias de esa página satírica de internet que tantas risas nos producen a los españoles en los últimos tiempos, El Mundo Today. Yo vi la noticia que publicaron el mismo miércoles con el titular "Alá es la polla", que me hizo sonreír amargamente en un momento tan triste. Pues ayer los creadores de los contenidos de esa publicación cibernética colgaron en internet su sorpresa ante el hecho de que facebook les había borrado ese titular. Malos momentos para la censura, ahora y siempre.

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