martes, 17 de mayo de 2016

En Helsinki

Día 4 en Helsinki. Esto es otro mundo y eso que mi vida la considero nórdica ya, pero al lado de Helsinki Hamburgo es Andalucía. Se les nota la tranquilidad que les da que les toquen varios miles de árboles por habitante, unos cuantos lagos por persona y noches eternas en invierno. Les gusta el karaoke, a juzgar por la cantidad de bares que hay para ello, y la comida es algo peculiar con carne de reno y otra forma de condimentar todo. Es muy caro comer,  pero luego como turista la vida no es cara, con lugares gratuitos para visitar o bastante baratos. 

Pero resulta muy interesante la mezcla entre Rusia y Escandinavia. Finlandia fue Rusia hasta 1917, cuando se declaró la independencia, y así hay lugares en la ciudad, como la Plaza del Senado, que recuerda a la Rusia de los zares, con estatua de uno incluida en el medio.

El arquitecto Alvar Aalto es otro que ha dejado una huella importante en la ciudad, con su arquitectura blanca de líneas claras, que tanto le va a la ciudad. Impresionante la Librería Académica y el Pabellón de Finlandia.

Y agua y naturaleza por todas partes e islas e islas, en las que se empeñan en vivir porque sí, porque para eso son finlandeses y la tranquilidad se celebra día a día. Yo no podría vivir aquí, y más habiendo esos inviernos oscuros e interminables. Ahora, con la luz, parece otra cosa, pero el aspecto de la gente y la ciudad, te recuerda en todo momento que debe haber días muy "finlandeses". Las tasas elevadas de alcohol y suicidios no engañan. 

Como viajar es cultura y de todo se aprende, estoy contenta de estar aquí y ver que hay mundos más allá del norte.

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