viernes, 15 de abril de 2016

A estos no...

Si mi último post se lo dediqué a ese montón de alumnos que hacen que mi trabajo me haga feliz, a otros, por suerte menos, no les dedico nada. La mayoría de las veces son uno o dos de grupos de 12 personas o más, pero siempre me sorprendo de que una sola persona se pueda cargar la dinámica de un grupo. 

He tenido varias experiencias muy desagradables, tras las que, por suerte, el resto de alumnos me arropó y me dio la razón, pero estas situaciones marcan. Por donde empezar...

No les dedico nada a esos alumnos que suplen su falta de paciencia o, perdónenme, su propia ignorancia, con agresividad hacia mí. Tampoco nada a aquéllos que cuando les corrijo me cuestionan el por qué, y no lo quieren aceptar. Todavía me escuece la vez que una no se quisiera creer que no se pueda decir "estoy estando". Tampoco a los que se creen que sin abrir la boca y solamente por consumir con cara de perro van a aprender algo. Tampoco a los graciosillos a los que cuando les tratas de explicar el "subanempujenestrujenybajen" te dicen que eso será como se monta en autobús en los países incivilizados. Tampoco a una que se empeñó en convencerme de que la palabra "castellano" significa un 'español culto de las élites’, ni a otra a la que, cuando la corregí varias veces por lo mal que leía, me dijo "¿lees tú o leo yo?", en un tono muy desagradable, a lo que contesté que yo no leía sino que la estaba corrigiendo; no volvió a venir, claro. Ni a otro que acaparó la clase durante semanas interrumpiéndome todo el tiempo a mí y a los otros, y al que cuando agotó mi paciencia, y la de los demás, se lo hice saber, y no volvió más (me sigue sorprendiendo la inmadurez de algunos). O un caso reciente de otro que se pensaba que el curso de 15 personas era su clase privada y me tenía todo el tiempo como si fuese solo su profe. El día que exploté (no me gusta esta palabra siendo profe) faltó que los demás aplaudiesen y cuando el "indignado" se levantó para irse, y traté de convencerlo para que no se fuera, aludiendo a la mencionada falta de madurez, los demás dijeron que lo dejase, que era insoportable; encima éste se quejó de mí y del grupo por escrito a la dirección. O la semana pasada vino un alumno nuevo, uno que recalcó varias veces que había sido general en el ejército, y que apuntaba maneras de ser uno de esos insoportables que de vez en cuando caen en grupos estables. Como por suerte tenía un nivel mucho más avanzado que el resto, le dije que "sintiéndolo mucho", le recomendaba irse a otro curso. Me respondió que lo iba a hacer de todas formas porque en ese grupo había demasiadas "hembras" para su gusto. No utilizó la palabra "mujeres" sino el equivalente a "hembra" en alemán. O hace un par de meses una señora me dijo que no conocía "mi método". Me respondió que había aprendido ruso y hebreo en un Kibutz y que les ponían grabaciones de artículos de prensa leídos como único método de aprendizaje...

Que sí... Que hay alumnos que necesitan un método propio no inventado y exclusivo para ellos. Ya lo he pillado.

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