lunes, 28 de marzo de 2016

Para el dolor nunca habrá motivo

Hoy, como los últimos 26 Lunes de Pascua, ha tenido lugar en Hamburgo un ritual que forma parte de esta ciudad. Durante 3 días se celebra en Radio Hamburg, la emisora de música principal de la ciudad, un maratón musical en el que sin parar se retransmiten las canciones votadas por los oyentes en las semanas previas y dirigido por los mismos locutores durante el Sábado, Domingo y Lunes de Pascua.Todo esto comenzó curiosamente el año que yo llegué a Hamburgo, 1990, para celebrar el 800 aniversario del puerto, que tuvo lugar ese año. Desde entonces se celebra esta fiesta, con una canción más por cada año, y ya van 827..., las mismas primaveras que llevo yo en Hamburgo. Con los votos de los oyentes se elabora la lista de los éxitos, que es pública, salvo los últimos 20 títulos, que se mantienen en secreto hata la final del lunes por la tarde. Antes ha terminado la edición de esta Pascua, y como nunca se me ha ocurrido pasarme en persona por el centro a ver la fiesta, internet me lo ha puesto hoy muy fácil, como con (casi) todo hoy día y he tenido la retransmisión puesta en el ordenador. Había mucha gente viéndolo en vivo en la calle en la que está la emisora, entre ellos mi hija. Hasta el tiempo era lo más normal para Hamburgo: lluvia en todas sus intensidades posibles.

Sin embargo mi sensación es que nada es como era antes, y no es porque me estoy haciendo vieja. Viendo aglomeraciones de gente no puedo evitar pensar que ya nada es lo mismo y que hemos perdido nuestra sensación de seguridad, si es que alguna vez la hemos tenido del todo. Los atentados de Madrid golpearon muy fuertemente a los españoles, pero luego hubo Londres, París, Bruselas o el atentado de ayer en Pakistán con 72 muertos, y muchísimas otras víctimas olvidadas en infinidad de atentados en el mundo. El mundo está lleno de fanáticos asesinos dispuestos a inmolarse ellos mismos si por ello arrastran a todos los inocentes que puedan a la muerte. No puede ser que estemos condenados a la maldad de unos pocos que cada vez son más, y que siembran el terror en todo el mundo. Muchos son una gangrena en las ciudades que los vieron nacer, prueba de los mundos paralelos existentes en lugares que creíamos seguros.

Se tiende en muchos casos a justificar el horror y el asesinato en las desigualdades, falta de integración, exclusión social, y todo tipo de penalidades que sufre injustamente gran parte del mundo. Pero yo me niego a aceptar que haya un solo motivo para matar a inocentes. Ninguno. Mucha gente sufre miserias, vejaciones, violencia, y no mata a nadie. A ellos también debemos ayudarles y considerar su dolor nuestro, pero no existe justificación alguna para asesinar porque sí y menos en nombre de una religión. El ser humano lleva siglos haciéndolo por todas partes pero al menos en Europa queríamos creer que vivíamos tranquilos. Yo estoy desencantada de la condición humana, que no se da cuenta que TODOS estamos aquí de paso, y que la vida está aquí en la tierra, planeta que no sé ni cómo nos soporta, y que no viviremos más allá, por mucho que nos quieran convencer. ¿Qué sentido tiene tanto dolor?

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