Sin embargo mi sensación es que nada es como era antes, y no es porque me estoy haciendo vieja. Viendo aglomeraciones de gente no puedo evitar pensar que ya nada es lo mismo y que hemos perdido nuestra sensación de seguridad, si es que alguna vez la hemos tenido del todo. Los atentados de Madrid golpearon muy fuertemente a los españoles, pero luego hubo Londres, París, Bruselas o el atentado de ayer en Pakistán con 72 muertos, y muchísimas otras víctimas olvidadas en infinidad de atentados en el mundo. El mundo está lleno de fanáticos asesinos dispuestos a inmolarse ellos mismos si por ello arrastran a todos los inocentes que puedan a la muerte. No puede ser que estemos condenados a la maldad de unos pocos que cada vez son más, y que siembran el terror en todo el mundo. Muchos son una gangrena en las ciudades que los vieron nacer, prueba de los mundos paralelos existentes en lugares que creíamos seguros.
Se tiende en muchos casos a justificar el horror y el asesinato en las desigualdades, falta de integración, exclusión social, y todo tipo de penalidades que sufre injustamente gran parte del mundo. Pero yo me niego a aceptar que haya un solo motivo para matar a inocentes. Ninguno. Mucha gente sufre miserias, vejaciones, violencia, y no mata a nadie. A ellos también debemos ayudarles y considerar su dolor nuestro, pero no existe justificación alguna para asesinar porque sí y menos en nombre de una religión. El ser humano lleva siglos haciéndolo por todas partes pero al menos en Europa queríamos creer que vivíamos tranquilos. Yo estoy desencantada de la condición humana, que no se da cuenta que TODOS estamos aquí de paso, y que la vida está aquí en la tierra, planeta que no sé ni cómo nos soporta, y que no viviremos más allá, por mucho que nos quieran convencer. ¿Qué sentido tiene tanto dolor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario