miércoles, 27 de enero de 2016

Sustos y sustillos

Yo ya tengo ganas de que se pase enero. Se me está haciendo eterno debido a multitud de sustos que he tenido este mes. Hay veces en las que todo lo que puede salir mal lo hace y tampoco tienen que ser cosas trascendentales. Y encima, cuando vas acumulando una cosa tras otra, todo hace mella y te corroe otro poquito más. Entre un susto que me ha dado Hacienda (a Cristinita de Borbón la mandaba yo a Alemania), y otros más, se ha unido la sensación de que a veces hay alguien que maneja los hilos para fastidiarte y debe estar pasándoselo bomba al verte mosqueado. Eso sentí yo hace dos semanas cuando me llegó un paquete vacío en el que debía haber estado un calendario de fotos que hago todos los años para regalar. Ese día me debía también haber venido el técnico de la secadora y tampoco vino pese a tener cita, y por eso, cuando tuve el paquete vacío en mis manos me puse casi a gritar. El cartero que me lo trajo me dijo que no podía ser, pero él mismo se lo volvió a llevar al ver que yo tenía razón. No puedo explicarme cómo se puede ser tan inepto y cerrar un paquete vacío y mandarlo tal cual. El cartero y yo estábamos anonadados y eso que él verá unas cuantas de éstas. Y me pregunto dónde andará ese primer calendario, porque entretanto me ha llegado otro.

Siempre podemos consolarnos con lo de que hay cosas peores, y claro que las hay, pero es que la práctica es así de jorobada y la teoría se queda justo en eso y más cuando te llevas algún susto gordo, porque lo del calendario fue una tontería al fin y al cabo, pero no por ello menos sintomático.

Así que enero, ya queda menos, y a ver si te pones en otro plan y el resto del año sales mejor, porque si no me pido otro año.  


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